miércoles, 13 de julio de 2011

Historia de una encina viajera: Una pequeña satisfacción.

Nunca he ocultado mi admiración y respeto hacia los árboles en general, pero sobre todo por la Encina en particular. Es, con diferencia, mi árbol preferido que se ha convertido en un fetiche de buenos deseos y positivas vibraciones. No es necesario que la "Bruja Lola" te encienda una vela blanca. Mima y cuida a un árbol y te otorgará buenos deseos. Tal vez este sentimiento provenga de esas raíces ancestrales que nuestros antepasados celtas autrigones llevaban en sus genes en adoración y amparo a este precioso árbol.
-----------------------------------------------------------------------------> ANTES:
En los años 90 un labrador me ofreció y me dijo la forma de trasplantar una pequeña encina que no levantaba dos palmos del suelo en la zona de Llano de Bureba (vamos...una ramita). Lo que no imaginaba era la gran profundidad de su gruesa raíz principal. Con un cepellón desproporcionado para su ridículo porte, la trasplanté en Briviesca al lado de una pequeña construcción. Creció durante años y cuando me "trasladé" a Frías no quise olvidarme de ella y me la llevé, volviendo a trasplantarla en un terrero baldío municipal muy inclinado, pegante a casa, que he conseguido convertir en un pequeño trozo de monte autóctono, con su enorme roca incluida, dentro del casco de Frías.
------------------------------------------------------------------------------> HOY:
Me costó muchísimo recuperar un cepellón aceptable y transportarla para no fenecer en el intento puesto que la gruesa y profunda raíz principal tuve que cortarla. Durante el primer año estuvo como aletargada y chuchurría. Como consecuencia, no produjo brotes nuevos de hojas, hasta que al segundo año logró adaptarse y de nuevo regeneró follaje con gran vitalidad, no escatimando en cuidados de todo tipo.
A las personas como a los animales y por supuesto también a las plantas, si se les trata con cariño te devolverán su afecto a su manera, aunque transcurran muchos años.
Desde entonces, mi pobrecita encina ha tenido que aguantar carros y carretas, y a raíz de ser golpeada con un pedrusco en su tronco debido a la inoperancia, torpeza y "peligrosidad" de la empresa que "arregló" la calle superior,y que a punto estuvo de cargársela si no fuera por la cura intensiva en su descortezado tronco, llevara a efecto.
Pero la paciencia (sobre todo paciencia) y el esfuerzo mereció la pena, y hete aquí, que el otro día me llevé una gratísima sorpresa cuando por primera vez, este 2011, hayan brotado sus primeros frutos: las incipientes bellotas.
Me ha apetecido compartirlo con vosotros y aún a riesgo de resultar ñoño, siempre me viene a la memoria esa sublime, sabia y conocida frase "Tagoreana" en relación a las pequeñas cosas de la vida: Si lloras por no haber visto el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas.

14 comentarios:

Raul Rentero dijo...

también la encina es mi árbol favorito, seña del campo de dehesa salmantino...
saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
RAUL

Daniel F. dijo...

Mis hijos tienen cada uno sus árboles, les miran y crecen juntos. Es bueno y es edificante, 6000.000.000 de personas, si plantáramos un árbol cada uno al año, se acaban los problemas de agua y de contaminación...

mejora dijo...

hola Zalez : buena historia la de la encina viajera. Como es un árbol autóctono te ha aguantado los dos trasplantes , sino es dificil . Un abrazo

ZáLeZ dijo...

Hola Raúl:
A veces preferimos árboles más exóticos y minoritarios, y porque la encina sea tan abundante, no nos damos cuenta de la belleza que encierra, lo útil y beficiosa que es para nuestros camos y bosques, los animales y para las personas.
Saludos,

ZáLeZ dijo...

Hola Temu:
Todo un referente de cómo hay que educar a los hijos y con toda seguridad, ya son unos buenos ecologistas. Ojalá en las escuelas se les educara así.

ZáLeZ dijo...

Hola Mejora:
Ya lo creo, aún me asombra verla tan lozana, pero no he escatimado en cuidados.
Bien es cierto que es más cómo adquirir un árbol hecho como hace mucha gente y plantarlo en su jardín, pero eso no ayuda a valorar la importancia que tienen los árboles. Como dice Temu, si cada habitante plantara un árbol, o simplemente enterrara una bellota, muchos problemas a la larga se solucionarían. De momento creo que a lo largo de mi vida he superado el cupo de muchos habitantes, por eso cuando veo que hay gente que tira las colillas encendidas desde el coche me dan ganas de sacarles una foto y denunciarles. No puedo con esta gente, pero menos aún con la gente que lo hace intencionadamente. No lo entiendo.
Había un slogan antiguo que decía: "cuando un bosque se quema algo suyo se quema", y desde luego no ha perdido actualidad.
Un abrazo,

luisluey dijo...

La encina, como el roble, son árboles que tienen un "algo". No en vano son sagrados para muchos pueblos. A mi me gustan "casi" todos los árboles.
Yo he plantado dos tejos que, donde nacieron, tenían muy poco porvenir, por no decir ninguno.
Hoy ya son mas grandes, sanos y frondosos.
Es una gozada verlos tirar para arriba.

Chema dijo...

YO tengo el corazon dividido entre la encina y el haya. Reconozco que hay días que paseando por algún bosque abrazo algún ejemplar durante un ratito y siento durante ese momento una gran tranquilidad.
Enhorabuena ya que la vida son estos pequeños triunfos.
Saludos

ZáLeZ dijo...

Hola Luis:
Sin duda es una gran satisfacción verles crecer. Entre los antiguos habitantes de estas tierras, la encina era sagrada y punto de reunión para las decisiones importes de los pueblos.

ZáLeZ dijo...

Hola Chema:
La verdad es que me gustan todos, aunque en general tengo predilección por los de hoja perenne más que nada por cuestión de estética invernal.
Abrazar a los árboles es una costumbre que se arrastra de nuestros antepasados aunque no nos demos cuenta. Es más común de lo que pudiera parecerte. Se pensaba que transmitían grandes y positivas cualidades y creo que no va mal encaminada esta forma de amar la naturaleza y uno de los grandes pilares de la ecología.
Saludos,

Fernando dijo...

Preciosa historia Zález. Saludos desde el suroccidente, tierra de encinas y alcornoques.

ZáLeZ dijo...

Hola Fernando:
No hay arbol más extendido y típico de la península que la Encina.
Saludos desde el sur del tercio norte.

JOSE LUIS dijo...

Me han encantado esta historia.

ZáLeZ dijo...

Hola José Luis,
Es una diminuta historia que para los que amamos los árboles como es tu caso, tienen un gran valor.