domingo, 19 de octubre de 2025

Eremitorio del Pópilo y el monasterio de San Martín de Ferrán (Herrán-Ruta Arqueológica).

 


El Parque Natural Montes Obarenes - San Zadornil tiene creada una ruta arqueológica bien señalizada para poder visitar al menos estos dos interesantes yacimientos arqueológicos. Hace unos quince años que estuve visitando este yacimiento y se encontraba muy cuidado y recién puesto en valor. Hoy la cosa no "pinta tan bien"(sabréis por qué lo digo) por eso voy a tener que echar mano de algunas imágenes de entonces.

Comenzamos con EL PÓPILO:

  Los numerosos restos arqueológicos  confirman la existencia de un pequeño poblado prehistórico junto a este abrigo rocoso. Éstos nos permiten definir el escenario en que vivió este grupo humano hace unos 5000 años: tenían cabañas muy sencillas, construidas con troncos y ramas y conocían y utilizaban el fuego. Sabemos por numerosos estudios que los grupos neolíticos estaban mínimamente organizados, eran seminómadas y ocupaban cuevas o instalaban sus campamentos al aire libre, cerca de cursos de agua. La vida cotidiana discurriría en actividades destinadas a satisfacer las necesidades del grupo -elaboración de cerámica, cestería, fabricación de útiles de piedra y hueso, preparación de alimentos, etc.-  La caza era una fuente importante de recursos alimentarios al igual que la recolección de frutos silvestres, pero practicaban ya el pastoreo de especies domésticas -oveja, vaca, cerdo-, y cultivaban y almacenaban el cereal, como lo demuestran los distintos instrumentos y estructuras documentadas en la excavación -cuchillos de sílex, molino de mano-. La construcción del templo y la necrópolis altomedieval ha arrasado este asentamiento prehistórico casi en su totalidad.

La iglesia semirrupestre de El Popilo está tallada en la pared rocosa de un angosto vallejo que se abre a los pies de la Sierra de Arcena, en un lugar retirado, solitario, próximo a terrenos cultivables y a recursos de agua.

Los referentes documentales son escasos y de época moderna, por tanto son los restos arqueológicos las principales fuentes de información sobre este yacimiento. A través de ellos sabemos que los primeros que pueblan este paraje son unos grupos prehistóricos (4.500-5.000 AC) que instalaron sus cabañas bajo la misma visera rocosa donde, cientos de años después, se asentó una comunidad cristiana.

El origen de este emplazamiento religioso se encuadra dentro del fenómeno eremítico que pudo desarrollarse en el valle a lo largo de los siglos VII-X. Aquí los solitarios anacoretas buscaron el retiro para dedicar su vida a la oración y, posteriormente, este mismo lugar sirvió de imán o de justificación para la instalación de un establecimiento religioso rural-iglesia y necrópolis- de mayor envergadura

A través de unos documentos depositados en el monasterio de San Millán de La Cogolla que la "Iglesia de Nuestra Señora del Populo" sigue en pie, aunque muy deteriorada, hasta mediados del siglo XVI.

Desde la carretera parte un camino en dirección del yacimiento.

Cada vez queda menos.

Oquedades artificiales

Tumbas de lajas.



Ermita semirrupestre.

Altar y tumba a los pies.

La información es mejor en paneles, no pintando el altar.

Tumba bajo el altar.

La cosa no parece que "pinte muy bien".

Imágenes de hace 15 años. Estaba muy cuidado.

La tumba bajo el altar y la cruz.


Al lado del eremitorio se encuentra esta peña, muy interesante, aunque actualmente ya no es posible contemplarla por estar tapizada de hiedra y arbustos.

 La roca ha sido modelada de forma artificial y en ella se aprecian algunas cazoletas de mayor o menos calado que hacen pensar en una posible utilización ritual en épocas prehistóricas y también, quizás, aprovechada en el altomedievo.

Las aguas están canalizadas hasta el suelo donde se aprecia una especie de estanque colmatado o tal vez se trate de una tumba. Actualmente es imposible apreciar ningún detalle. 


    Continuamos por la senda arqueológica hasta llegar al MONASTERIO DE SAN MARTÍN DE FERRÁN:

Los restos de este monasterio se encuentran al este de Herrán, en lo alto de un montículo, junto a la necrópolis. Así describe el lugar Monreal Jimeno: “Allí se observan varias tumbas semienterradas, labradas en la roca, de grandes dimensiones y correctamente orientadas. Las que afloran son antropomorfas, con cabeceras rectangulares, hombros curvados y pies muy apuntados. Junto a ellas, aunque ocupando un nivel más bajo, hay restos de una construcción semirrupestre, con planta probablemente rectangular y uno de sus lados excavado en la roca, observándose huellas de cinceles junto con muescas y mechinales de acomodación de la cubierta. Este muro lleva un banco corrido tallado en la roca, que continua por uno de sus lados cortos que hoy aparece aunado por un murete de mampostería restaurado modernamente. El espacio resultante sería, según esto, rectangular. Fuera del amplio recinto rectangular se observan sectores rupestres trabajados artificialmente, por lo que parece que hubo otras estancias”.

   En el acta fundacional de San Martín de Ferrán (Valle de Tobalina) y que se conserva en el monasterio de San Millán de la Cogolla y fechado en el año 852,  consta que el abad repoblador Pablo, el presbítero Juan y el clérigo Nuño, acompañados de otros clérigos, presbíteros y monjes, levantaron el monasterio de Herrán, para ser consagrado poco después por el obispo de Valpuesta don Felmiro. Este monasterio, con la serie de iglesias y monasterios vinculados a él, pasó a ser propiedad del de San Félix de Oca hacia el año 874 y con él quedaría incorporado al de San Millán de la Cogolla en el año 1049. A tenor del documento de Valpuesta y de los emilianenses se especifica que los repobladores además de construir iglesias nuevas hallaron otras antiguas y abandonadas que procedieron a reparar. Monreal Jimeno se plantea el interrogante de si este enclave de San Martín de Herrán pudo ser un antiguo lugar de culto reutilizado en el siglo IX por estos monjes repobladores.

    En dicha acta fundacional que se conserva en el monasterio de San Millán de la Cogolla aparece escrito por primera vez el nombre de “Castilla” (incluso antes que en Taranco de Mena), entre unas cuantas palabras en lo que ya se podría también considerar castellano antiguo y donde aparecen entremezclados vasquismos a los cuales hice referencia en una entrada extensa relativa al euskera en la Bureba y  zonas aledañas.  Este manuscrito también sería anterior -en más de un siglo- a las Glosas emilianenses. 

Dejando atrás el Pópilo, ascendemos por la ruta marcada que nos llevará a San Martín de Ferrán.

Al poco de remontar el primer alto, se divisa el pueblo de Herrán.

Herrán en zoom.

Restos de muros de lo que fue el monasterio.

En la parte superior del muro se observan diversas tapas de tumbas.

Banco corrido tallado en la roca en el interior del recinto monacal.


A pocos metros por encima del recinto, aparecen las tumbas rupestres.




La senda, antaño inexistente, desciende por la espalda de las ruinas hacia el pueblo de Herrán.

Al final, nos encontramos ya en Herrán. 

   VÍDEO ELABORADO POR KEPA B. RUANO:

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