domingo, 10 de agosto de 2025

Ermita de San Pelayo (Perazancas de Ojeda).



Entre la Montaña y Tierra de Campos, la Comarca de Boedo y La Ojeda acoge, entre sus escondidos pueblos, algunas de las más bellas iglesias del románico palentino. Monasterios en los que el tiempo se ha detenido en personajes históricos que parecen cobrar vida y cantos o callados silencios en monasterios como el de san Andrés del Arroyo o en la iglesia de san Juan de Moarves de Ojeda.

PERAZANCAS DE OJEDA

La localidad de Perazancas, situada al borde del arroyo del mismo nombre, cuenta con dos templos románicos: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (que la dejamos para la próxima entrada) y la ermita de San Pelayo, que es la que nos ocupa.

En origen esta pequeña iglesia, hoy ermita, fue un priorato fundado en el siglo XI sobre restos de una construcción mozárabe. En el interior del templo se conserva la lápida fundacional de 1074 con el nombre de Pelayo, abad patrocinador. Está dedicada y consagrada al mártir san Pelayo, oriundo de Galicia y decapitado por mantenerse fiel al cristianismo y no acceder a las pretensiones de Abderramán III. Fueron, con toda seguridad los mozárabes, con el Abad Pelayo, los que aquí se asentaron e iniciaron su culto.

El templo, uno de los más antiguos de la diócesis de Palencia, está compuesto por una nave rectangular y una cabecera con ábside semicircular. El acceso está resuelto en arco de medio punto, que descansa en dos columnas con capiteles mozárabes con hojas de acanto, un símbolo de vida eterna, el nuevo paraíso que será la Jerusalén celeste.

Lo más reseñable de su interior es el conjunto de pinturas murales que se ha conservado en el espacio absidal y que conforma una de las muestras pictóricas más relevantes del románico castellano-leonés.

 Se distribuyen en tres registros (superior, medio e inferior) que se corresponden, a su vez, con lo celeste (la divinidad), la transición (los santos y los apóstoles) y lo humano o temporal (los trabajos y los meses). La cuenca absidal está reservada a la visión teofánica de la Maiestas Domini. En la zona intermedia del ábside se halla el colegio apostólico distribuido en dos grupos a ambos lados de la ventana central y en la zona inferior se representan escenas típicas de un calendario agrícola. Las pinturas románicas de la ermita de San Pelayo constituyen una catequesis plástica de fe cristiana católica del momento, y no sólo como enseñanza sino, lo que es más importante, para la vivencia de la comunidad cristiana aquí asentada bajo el influjo de los monjes benedictinos.









Piedra fundacional.

Traducción.

Pinturas.







Sarcófagos.

Sarcófago de un niño.

   VÍDEO ELABORADO POR KEPA B. RUANO:

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