miércoles, 26 de noviembre de 2025

El Muro Mental: Cómo la IA me ayudó a sanar el recuerdo de Iñaki.



   Al final de esta entrada podréis ver el VídeoAI de Iñaki y yo a finales de los noventa, con ayuda de imágenes que sacamos con trípode, cuando estuvimos en el valle de Lunada (Montes pasiegos burgaleses), en lugares "secretos" de la costa vasca, o en la única exhibición de deporte rural en el que participó Iñaki, en su barrio bilbaíno  (a base de fotogramas mejorados).
 
Describir el paisaje fuera del encuadre inicial en un giro de 200º, así como los movimientos y acciones de los protagonistas, se vuelve extremadamente complejo en un prompt de IA. Algo he conseguido, creo, teniendo en cuenta que ha sido en una app de IA gratuita (Grok) que solo genera 6 segundos de vídeo y que luego hay que unir los tramos para que encajen y que la IA no se salga de madre. Es, esencialmente, redactar un microguion de seis segundos.
 
La dificultad aumenta considerablemente al intentar hilvanar dos o más secuencias con la única referencia del último fotograma generado de cada una, ya que "olvida" la imagen inicial. Esto refuerza el dicho de que una imagen vale más que mil palabras: con mil palabras solo podemos imaginarla, no construirla. Lo demás ha surgido "de forma natural". Si a ello añadimos la canción de la magnífica Luz Casal, que he llevado a mi terreno, el resultado no ha podido ser mejor, al menos para mí.

  La IA no fue precisa al representarme (era más gordito), pero yo no soy el protagonista. En cambio, fue bastante fiel con Iñaki, quien en esa época estaba bastante fornido aunque algunas veces se pasara de frenada.  Como custodio de su pasado, poseo todos sus álbumes familiares. En sus fotos de la mili en Ibiza, Iñaki destacaba entre sus compañeros, quienes, incapaces de pronunciar su nombre, lo apodaron "Yaqui".

Un suboficial de alto rango se le insinuó en muchas ocasiones hasta llegar al acoso. Inicialmente, lo quería cerca para utilizar su habilidad como "manitas" en reformas en su domicilio particular (con mano de obra gratuita del ejército). Pero al no pasar por el aro, este sujeto  se vengaba asignándole tareas ingratas. Hubo más incidentes, relacionados simplemente con el hecho de ser vasco, que prefiero reservarme por lo perturbador del relato y que nada tenían que ver con sus compañeros, con quienes conservó buenas amistades.

Durante el tiempo que conviví con él, Iñaki aún padecía pesadillas ocasionales sobre la "maldita mili". Cuando notaba que se agitaba y susurraba, lo despertaba para que recuperara la tranquilidad.


Iñaki antes de ir a la mili. La foto original estaba en blanco y negro y con rayaduras, pero la IA ha colorizado y eliminado defectos de una forma muy realista y sorprendente. Aunque no lo parezca, tuvo un buen pelazo en sus años mozos.

     Por la experiencia que estoy cogiendo en estas lides, la IA tiende a idealizar si la foto base no tiene buena resolución o es una patata (directamente se lo inventa),  no así si son de calidad normal. Pero si la IA no interpreta bien lo que quieres describir en el prompt en castellano, a veces crea monstruos. Quizás porque piensa en inglés. No obstante considero que si se la trabaja un poco, constituye un recurso muy importante para expresarse de una forma diferente, como es el caso del vídeo que he hecho y que me ha costado mucho elaborar en todos los sentidos.

      Necesitaba reconciliarme conmigo mismo. Un ejercicio de catarsis mental y, aunque suene retórico, una auténtica limpieza de karma. Esto se hizo evidente tras visitar la tumba de Iñaki el Día de Todos los Santos, una recaída emocional que creía superada. Está claro que no puedo ir solo, a pesar de ser consciente de que él no está allí, ni quizás en ningún otro sitio. Somos polvo de estrellas. Aún hoy, siento esa necesidad imperiosa de desahogarme y recrearme en su memoria. Es algo que no puedo remediar.

   Estoy convencido de que esto no interesa a nadie más que a mí, pero siento la necesidad de compartir mis sentimientos, de expulsar este lastre aunque sea en el ciberespacio.

   Iñaki y yo hicimos el amor incontables veces por cualquier monte, bosque o playa entre acantilados que se pusiera por delante, tal como se menciona en el vídeo. Entre nuestros lugares preferidos destacan dos: el valle de Galdames y la zona de Urkiola, siempre rodeados de un paisaje fantástico y a salvo de miradas. En cuanto a los rincones costeros, su ubicación queda en secreto, pero fueron absolutamente fascinantes. Sin olvidarme de los bellos atardeceres o las bravuconadas del mar en el rompeolas de Punta Lucero, cerca de la Playa de La Arena (Zierbena). No me avergüenza en absoluto contarlo o admitirlo.

Hoy me siento muy mayor, pido muy poco a la vida y estoy muy satisfecho con mi situación actual. Ya no pienso en el mañana; los años pasan factura y cada vez discurren más rápido. Revivir con las nuevas tecnologías de IA a la persona que amé y que ya no está entre nosotros dejó de torturarme.

Ahora Iñaki solo existe en mis recuerdos positivos. Me quedo con los primeros años tras conocerle. Los últimos, en Briviesca, fueron terribles para él, después de la detección, muy tardía, de "una de esas enfermedades silenciosas", cuando a punto estuvo de que le amputaran una pierna. Fue como una bomba de racimo a cámara super lenta que comenzó a dañar sus órganos vitales. Esta última época es a la que quiero poner un muro mental e intentar olvidarla. Fue horrible para él y también para mí, lo que nos generó multitud de problemas de todo tipo, pero jamás tiramos la toalla hasta el final. Un fatídico 18 de mayo de 2018 su maltrecho corazón dejó de latir en aquella última noche mientras yo dormía... Fue el peor, el más trágico y traumático día de mi vida.

No sé si lo conseguiré, pero los recuerdos van y vienen o se cuelan en algún sueño recurrente. Afortunadamente ninguno de los sueños llega al rango de pesadilla sino todo lo contrario.

Me siento muy bien con Pedro, mi actual pareja desde que le conocí, y soy feliz. Él ha sido una luz de esperanza en mi vida y me ayudó muchísimo a soportar la mochila cargada de escombros durante nuestro primer año juntos. A pesar de esto, el nombre de Iñaki aún sale a relucir demasiadas veces de forma inconsciente. No lo puedo evitar; formó parte de mí durante muchos años, aun cuando ya han transcurrido siete años y medio desde que se marchó.

Nadie se acordará de la mayoría de los mortales cuando pasen unas tres o cuatro generaciones (eso dicen), y tratándose de personas como nosotros, aún menos. No pretendo herir sensibilidades. Si es así o te da asco, ya te prevengo: no lo veas. Hay mucha gente que siente de forma muy diferente. No me gusta fiscalizar la vida privada de los demás, y eso mismo pido a cambio: vive y deja vivir. Ama y haz lo que quieras. Verás que todo va a ir mucho mejor; así otro gallo nos cantaría.

Procede de un fotograma de un vídeo que saqué en una exhibición de deporte rural en Atxuri que tuve que mejorar porque el vídeo tenía muy mala calidad.

En la foto original no tenía bañador y Grok me censuraba. Algo que entiendo muy bien, así que tuve que apañarme para buscar una IA de imágenes que me permitiera "ponerle un bañador". Cosas curiosas. Una vez conseguido, Grok  ya me dejó generar alguna secuencia de vídeo. Se trataba de una de las varias fotos que se publicaron en su día en una revista local de "osos" de Barcelona donde no había "restricciones". Creo haber contado esta historia alguna vez.

Otra más.

El amigo durangués que intentó convencer a Iñaki para que practicara el levantamiento de piedra y no prosperó. Evidentemente la imagen está muy mejorada e idealizada a propósito, puesto que me gusta mantener la privacidad de las personas. Han pasado casi 30 años.

Iñaki en uno de nuestros rincones "secretos" de la costa vasca. Había que controlar muy bien las mareas, el estado de la mar y del tiempo para no correr riesgos y quedarnos atrapados. Nunca pasó. Si la mar tuviese ojos lo que podría contar...

Recién inaugurado el Museo Guggenheim de Bilbao. Una de mis fotos preferidas. Cómo pasan los años.

En una de las fuentes del Arenal, al fondo la iglesia de S. Nicolás. A alguien se le ocurrió poner una botella en los niños sonrientes de la fuente.


En un principio pensé en no recargar el vídeo y prescindir de las siguientes fotos a las que "dar vida" y que he titulado "primeras veces que...", pero al final también las he incluido casi todas.

Cuando Iñaki contempló por primera vez Briviesca desde el mirador del Monte de los Pinos.

La primera vez que me llevó por una senda descendente hasta un rincón "secreto" de la costa vasca que era una maravilla. Acantilado, arena y mar.

Le inculqué que era bueno abrazar un árbol, que te conectaba con la naturaleza y transmitía energía positiva que fluía por su tronco, y que era bueno para el cuerpo y  la mente.  Fue su primer abrazo a un hermoso roble aunque al principio se sentía ridículo. En mis tiempos "antiguos" lo de abrazar árboles lo hacíamos cuatro gatos o tal vez menos,  por simple instinto natural,  cuando resulta que eso es más viejo que la tos.  Actualmente se ha convertido en  una costumbre bastante extendida. Se han promocionado hasta en terapias venidas del Japón y pareciera que han inventado el elixir de la eterna juventud.  Tristemente  ya no existe ni Iñaki ni el árbol. Pero yo, por instinto, lo seguiré haciendo mientras pueda.

Para mí es el banco con las mejores vistas ("desde atrás"). Fue la primera vez que visité San Juan de Gaztelugatxe,  cuando el turismo no estaba tan masificado. Me encantó.  Se podía aparcar sin problemas, bajando por una estrecha carretera que terminaba justo en el puente.  Hoy tengo entendido que hay que coger "cita previa", sobre todo en verano, en puentes, findes, festivos... Pero tengo muchas ganas de volver, no por subir los escalones y  tocar la campana para que se cumpla un deseo. Con nosotros no se cumplió.

La primera vez que estrenamos una barca neumática a remos para dos personas. El problema es que  inflarla nos llevaba bastante rato, porque lo hacíamos con un fuelle de pie. Lo cierto es que la usamos con bastante frecuencia. Y no podía faltar su típica pose de fotos con los brazos cruzados y, por supuesto, su eterna sonrisa. Había que andarse con ojo durante los primeros años de conocerle,  cuando me abrazaba, porque podía acabar asfixiado 😁.


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     Disculpad por ser tan excesivo y la chapa que os he metido hasta llegar aquí:
    VÍDEOCLIP de unos cuatro minutos y medio, donde he puesto toda la carne en el asador. Tal vez sea en el que más horas he invertido de todos los que he hecho.  Un ejercicio de catarsis que para mí ha sido brutal, pero necesitaba reconciliarme conmigo mismo y en cierto modo ha sido como una liberación no solo por mí, sino por mi actual pareja, a la que he pedido perdón y le he dado mil gracias por lo comprensivo que ha sido y lo que ha tenido que aguantar.  Barkatu Kepa. Mila esker hemen egoteagatik. Maite zaitut. Te amo.  

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