domingo, 4 de junio de 2023

Castillo roquero de Barriolacuesta (Valle de Zamanzas).



Los restos del casi olvidado castillo de Barriolacuesta se ubican en lo alto de un escarpado risco al norte de la localidad de Barrio La Cuesta.
 
Su impronta en la peña es evidente y aún conserva diversos elementos que delatan su existencia.

 Hasta tiempos recientes ha sido un perfecto desconocido.  Fue referenciado en una publicación de la gran historiadora de Las Merindades María del Carmen Arribas Magro.  

   No obstante, apenas existen noticias sobre esta construcción que, en tiempos medievales, pudo haber sido una torre de vigilancia vinculada al cercano castillo de Arreba (Valle de Manzanedo).  Tanto el castillo de Arreba como éste de Barriolacuesta se localizan en la misma alineación montañosa que continúa a través de sierra Albuera (o Agüera) y desciende hasta el cauce del río Ebro, entre las localidades de Tubilleja de Ebro y Tudanca.
 
   Hay escasa documentación medieval que haga referencia a los pueblos del valle de Zamanzas, que en tiempos altomedievales se encontraba en los límites territoriales de los alfoces de Arreba y Siero. “Valde Sant Manças” o “Ualde Samanços”: Así aparece escrito en el libro Becerro de las Behetrías de mediados del siglo XIV.

   Aunque parte del muro más elevado es visible desde la distancia (a la altura de Villanueva-Rampalay a Tubilleja), pasa desapercibido a la vista del observador, ya que es necesario aplicar un gran zoom para percatarse del mismo.

Vista desde la lejanía. Abajo se contempla el pueblo de Barrio La Cuesta y arriba a la derecha, la peña donde a duras penas se percibe un trozo de lienzo. (Foto de archivo).

  
   Hace poco, al ver una publicación de mi amiga Ania Marzo relativa al entorno de Arreba, me acordé de la existencia de estas ruinas del castillo de Barriolacuesta. Aunque las tenía echado el ojo desde hace unos años y sabía de su exacta localización, no me atreví a subir. Le propuse un reto para lo cual le envié el punto concreto en el mapa pero no de su acceso, que ignoraba. 

Transcurridas dos semanas se dispuso a investigar cómo llegar a él. Tras varias intentonas arriesgadas de trepadas y des-trepadas de vértigo y desde diversos puntos de la agreste peña, a punto estuvo del desánimo. A cambio consiguió ver más elementos estructurales y además desde distintos ángulos panorámicos. 

    Toda una aventurera que no se dio por vencida.  En todo momento me mantuvo al corriente, en tiempo real,  de los pasos que daba, pues sólo yo sabía de su ubicación en el caso de que las cosas se torcieran. Una vez en la cima disfrutó de lindo y aprovechó a sacar fotos por doquier. Como suele suceder, desde la cima luego se ve más claro y fácil  encontrar el trayecto de descenso/ascenso el cual lo hizo a través de una vira en diagonal con alguna trepada "relativamente cómoda".

   Así las cosas, nos emplazó para que fuéramos juntos a subir a los restos del castillo otro día, tras descubrir la mejor manera de acceder. Al principio  no lo veía muy claro, pues había un tramo en el que se hacía necesario trepar y tanto a Pedro como yo no nos veíamos haciendo malabares entre las peñas cual cabra. A priori me pareció peligroso y con muchas dudas. Pero al final decidimos quedar un sábado en el pueblo de Barrio La Cuesta y que fuera lo que Dios quiera.

Pueblo de Barrio La Cuesta (Valle
de Zamanzas). Punto de encuentro
.
  
Iglesia de San Juan Bautista.


Al final la aventura de subir hasta las ruinas resultó ser una experiencia verdaderamente emocionante y desafiante. Ubicado en una peña "casi" inexpugnable y agreste, el acceso al castillo era todo un desafío en sí mismo para nosotros.

El camino hacia las referidas ruinas discurría a través de una vira empinada, donde la precaución era primordial.  Cabe destacar que nuestra amiga Ania desempeñó un papel fundamental en esta aventura. Sin su valiosa ayuda como guía experimentada, habría sido prácticamente imposible acceder a citadas ruinas. Ania conocía el terreno palmo a palmo como consecuencia de las intentonas de hacía días y nos brindó su apoyo y conocimientos durante todo el recorrido.  En particular, su ayuda fue crucial al instalar un cordino o cuerda de sujeción a una encina que nos permitió superar el tramo más complicado de la vira. Su conocimiento en estas lides y su habilidad para evaluar los riesgos nos permitieron superar los obstáculos con mayor tranquilidad. Mientras tanto no desaprovechamos la ocasión de fotografiar y grabar en vídeo todo lo que se nos ponía por delante de forma pausada y segura. No había más remedio.

Su amistad y experiencia fueron invaluables y añadieron un sentido de camaradería a esta emocionante aventura.

Una vez en la cima de la peña, nos detuvimos especialmente en observar los vestigios de un antiguo muro "en equilibrio"  así como unos paramentos de piedras en la parte baja que habían resistido el paso del tiempo. Un bancal de sillares se encontraba estratégicamente ubicado entre dos altas peñas, proporcionando la base sobre la cual se asentaba la torre. La parte baja presenta un desprendimiento que ha formado una especie de arco. En el lateral del bancal se aprecian oquedades que pudieron servir como sujeciones de andamiajes o poleas para elevar los sillares, que normalmente los canteros tallaban a pie de obra. Puede también que desde lo alto del bancal se lanzaran escalas para subir/bajar o transportar alimentos. Meras hipótesis.

  Ya en la planta de la torre aún se pueden apreciar unos toscos escalones iniciales excavados en la roca. El resto de los peldaños no están definidos.  Estos escalones testimoniaban la entrada a la torre que fue utilizada por aquellos que habitaron el castillo en tiempos antiguos.

Las vistas desde el castillo eran verdaderamente espectaculares, lo que delata un uso de tipo vigía y control. Desde lo alto, se podían contemplar la mayoría de las localidades que componen el valle de Zamanzas y parte de Los Altos, ofreciendo un panorama impresionante y una conexión especial con el entorno natural circundante. En sus cercanías existe una oquedad en la peña que funcionaba como una ventana natural, brindándonos vistas excepcionales del valle.

La aventura de subir a las ruinas del castillo de Barriolacuesta fue una experiencia que combinó emoción, desafío y redescubrimiento histórico. La sensación de estar en un lugar tan agreste y al mismo tiempo conectado con el pasado, creó una experiencia inolvidable.   Gracias por todo, Ania. 

Comienzo desde el pueblo. Muy cómodo
 el primer tramo hasta alcanzar el pie de la cresta..

Hermosa encina que hunde
sus raíces en una roca.

La vira.

Accediendo por la parte más peligrosa ayudados con un cordino
que previamente sujetó Ania en
el tronco de una encina carrasca.


Este tramo era lo que más me
preocupaba.

Superando el tramo más
complicado. "No hubo postureo".



Superando el anterior escollo solo quedaba subir por la vira.

Parando de vez en cuando, sin prisas. Había tiempo para inmortalizar momentos..

Inmortalizando momentos.

Poco a poco yendo "p´arriba".

Cada vez más cerca. Clic.

Hermosas vistas a un lado y al otro
de la cresta.

Ya quedaba poco.

Panorámica del valle de Zamanzas.

Al otro lado, los impresionantes
cañones por los que discurre
 el Ebro en la zona de Tudanca.

Teniendo a la vista las ruinas
 de la torre.

Pueblo de Ailanes en zoom.

Al fondo Tubilleja de Ebro.

Tubilleja de Ebro en zoom.

A punto de alcanzar la cima.

Solo se apreciaban los toscos
escalones iniciales. Los demás
parecían haberse esfumado.

Paramento en línea que hay desde los escalones a la peña que sustenta
 restos de un muro de buenos pero
escasos sillares.

Hiladas del paramento a que he
hecho referencia anteriormente.

Bancal de relleno para sustentación
de la torre visto desde arriba.


Vista del bancal cuando Ania intentó abordar las ruinas desde poniente
 la primera vez que fue.  Ésta y las tres siguientes fotos fueron sacadas por Ania
y resultan muy ilustrativas. 


Se aprecia la imponente e inexpugnable peña donde se asentó la torre.

Desde abajo del paramento que hizo de bancal se aprecia su estructura
 y el desplome de parte de sus sillares inferiores y superiores. 

Ya en la cima...


Vistas a Peña La Nava (Sierra Albuera).

Los escasos sillares que componen el reducido lienzo de pared
 que aún queda en pie, a duras penas.





Aunque pudiera parecerlo, esta imagen no está hecha con dron.

Inmortalizando momentos.

Yendo a la ventana natural.


Ania, la aguerrida aventurera que no se amilana ante nada.

Vista del cordal desde la ruinas en dirección Este. 

Las impresionantes montañas que conforman el desfiladero del Ebro
en las cercanías de Tudanca en dirección al valle Manzanedo.


   VÍDEO ELABORADO POR KEPA B. RUANO:

2 comentarios:

Ania Marzo dijo...

Quiero agradeceros tanto alago que no me merezco, solo intento disfrutar de lo que hago y conoceros era mi fin,subir al castillo que tenias/teníais pendiente me a llenado de satisfacción por poderlo hacer en vuestra compañia,gracias por haberlo hecho realidad.

ZáLeZ dijo...


Somos realistas y conocemos nuestras limitaciones. Lo cierto es que sin tu ayuda no hubiéramos podido subir. Aúpa. Dos abrazos.