Como llegamos pronto, aprovechamos a dar un paseo por ambos pueblos. Aunque las previsiones para la tarde daban bastante nubosidad, un extenso claro nos dio la bienvenida.
Lo primero que hicimos fue acercarnos a la cascada desde el lado de Pedrosa, pero el acceso estaba totalmente precintado. Así que, desde la orilla superior por la senda fluvial, sacamos unas cuantas tomas con sol, en el borde de la cascada.
Como había mucho tiempo por delante hasta que anocheciera, nos dimos un garbeo por el pueblo de Pedrosa hasta llegar a su iglesia de San Andrés, donde podimos contemplar los pocos restos románicos que conserva en una ventana absidial con una antigua inscripción medieval, posiblemente de su fundación (era MCCLX : 1260) es decir, que dataría del 1.222. Los relieves figurativos tienen un encanto especial por su carácter popular y rústico. En la campa adosada a la iglesia hay un "banco de piedra", pero tened cuidado los supersticiosos porque se trata de una tumba antropomorfa medieval y que procede del despoblado de Ribamartín.
A continuación cruzamos el Jerea y aprovechamos a ver la iglesia románica de San Saturnino de La Orden de Tobalina. Su ábside es de arcos ciegos de tradición romano-lombarda. En un lateral de la espadaña existe incrustado un interesantísimo bajo relieve representando a un pastor con bastón, una cabritilla y, aparentemente, dos grandes lobos o leones amenazantes que claramente se intuye de mucha más antigüedad que la propia iglesia.
Poco antes de las 7 de la tarde ya estaban encendidos los focos que proyectan la luz a la cascada y comenzamos a trastear desde el lado de La Orden de Tobalina, en vista de la imposibilidad de hacerlo desde Pedrosa.
Iglesia de Pedrosa. |
"Banco-tumba" procedente del despoblado de Ribamartín. |
Preciosa ventana absidial. |
Inscripción a que se ha hecho referencia. |
Iglesia de San Saturnino (La Orden de Tobalina) |
Interesante bajo relieve. |
Llegó la noche y se encendieron los focos. |
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