Existe un dicho en Briviesca y en la Bureba que producía mucha curiosidad, intriga y miedo a los niños. Se encuentra enmarcado probablemente en la conmemoración del solsticio de invierno y el renacimiento de la naturaleza y del sol en tránsito al nuevo año. El viejo año daba paso a uno nuevo.
La frasecita en cuestión, que se las traía, se decía el día anterior a Nochevieja: Viene un hombre que tiene "tantos ojos" como días tiene el año. Y el día de Nochevieja "tantas narices" como días tiene el año.
En Briviesca el espeluznante personaje debería aparecer en la estación de tren, ya que venía de muy lejos. En Frías animaban a subir al Crucero. En Pradoluengo se acercaba en autobús para recibirlo en el pueblo...pero nunca llegaba.
En Belorado se suponía que aparecería saliendo de la penumbra del parque de la Florida. Al final y después de la expectación que todos los niños ponían, lo cierto es que no aparecía ni el tato y era como una liberación. El año y sus 365 "ojos" ya se habían esfumado y por fin estábamos inmersos en un recién estrenado año nuevo, limpio y lleno de promesas de cambios para bien.
A este respecto, existen teorías que apuntan a que la tradición navideña del personaje del Carbonero u Olentzero pudiera estar relacionada con costumbres locales similares en Álava, Navarra, la Rioja y en la comarca burgalesa de La Bureba el día anterior de Nochevieja. En Larráun denominan Olentzaro "al hombre de los 366 ojos".
Nota. Obviamente la zona del antiguo partido judicial de Belorado queda incluida y entiendo su aparentemente ausencia en estas teorías, quizás por una falta de unidad o identidad comarcal. Judicialmente hoy pertenece a Briviesca. Las razones pueden estar también en esa especie de subcomarcas que han surgido en esta zona que diferencian entre: Demanda-Alto Tirón con capital en Pradoluengo y la de Oca-Tirón con capital en Belorado. Si a esta división que presumo poco oficial añadimos la moderna denominación de Riojilla burgalesa, nos da un popurrí difícil de entender, ya que históricamente a este conjunto siempre se le ha conocido como comarca de Montes de Oca.
Otros lugares donde se recoge esta tradición oral más al oeste de la Bureba son: Ubierna, Villadiego,...
En relación a la figura del carbonero, según el filólogo y escritor zamorano D. José Calle Vales, los carboneros del País Vasco y del norte de Castilla, vivían en las montañas y traían regalos a los niños en Navidad. El carbonero que raptó a Fernán González era, al parecer, un caballero. Sin duda estaba al tanto de las maquinaciones de los aragoneses y se llevó al niño a las montañas, donde lo crió, no para ser un rústico, sino para ser conde. Bien sabía el incógnito caballero disfrazado que Fernán González debería escribir una de las páginas gloriosas de Castilla y así, no le enseñaba a cortar leña, sino a montar a caballo y a partir lanzas; lo adiestraba en el ejercicio de las armas y las justas, torneos y tablados.
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